Qué es un Ictus Cerebral: tratamientos, síntomas, causas e información
¿QUÉ ES UN ICTUS O ACV?
El ictus es una enfermedad Cerebrovascular, es decir se produce cuando hay un fallo en algunos de los vasos sanguíneos de nuestro cerebro. Este fallo puede ocurrir al romperse un vaso y provocar un ictus hemorrágico, o bien al taponarse un vaso, produciendo un ictus isquémico.
En cualquiera de los dos casos el resultado es el mismo, y es que las neuronas del cerebro (que son las células nerviosas esenciales del mismo) dejan de recibir O2 suficiente para su supervivencia y mueren. Cuando hay muerte celular, en terminología médica se dice que ha ocurrido un infarto. Al igual que en un infarto del corazón mueren células cardíacas, en un ictus mueren neuronas por eso también al ictus se le denomina como infarto cerebral.
¿Qué tipos de ictus existen?
Ictus hemorrágico
En el ictus hemorrágico el vaso se rompen como consecuencia de un aumento de la Tensión. Esto suele suceder en arterias envejecidas por la edad y deterioradas por factores de riesgo como el tabaco y el alcohol entre otros, o arterias con algún tipo de malformación que producen aneurismas.
Controlar nuestra tensión arterial es un punto clave. En el ictus hemorrágico, la sangre se expande hacia el cerebro como consecuencia del debilitamiento y la rotura del vaso sanguíneo, lo que provoca una rápida muerte de las neuronas del cerebro.
Ictus isquémico
En el ictus isquémico, el vaso se tapona. Existen 2 motivos, el primero es porque en la sangre vienen restos biológicos grandes que taponan el vaso; el segundo es consecuencia de un estrechamiento progresivo de la arteria hasta el punto en el que la sangre no puede pasar por ella.
Al obstruirse parcial o totalmente la arteria por donde circula sangre desde el corazón hasta el cerebro, se genera una falta de riego sanguíneo. Esa obstrucción suele ser consecuencia de un coágulo de sangre o de una porción de materia grasa que se ha desprendido de las paredes de la arteria.
¿Por qué sufrimos un ictus?
Las enfermedades cerebrovasculares como el ictus con frecuencia suceden por el acúmulo de una serie de circunstancias personales, ambientales y patológicas a las que denominamos factores de riesgo.
¿Cuáles son los factores de riesgo de un ictus?
Existen múltiples factores de riesgo que pueden aumentar las posibilidades de sufrir un ictus. Estos se dividen en factores de riesgo no modificables y factores de riesgo modificables. Los que no son modificables como la edad, el sexo, la raza o el historial médico familiar, son minoría. Esto quiere decir que la mayor parte de los factores que aumentan el riesgo de sufrir un ictus son modificables.
- Edad: a medida que vamos cumpliendo años, las posibilidades de sufrir un ictus aumentan, aunque esto no quiere decir que los jóvenes no los puedan sufrir.
- Sexo: existe un número similar de ictus en ambos sexos, sin embargo las mujeres tienen un mayor índice de mortalidad.
- Herencia familiar: en caso de que algún miembro de la familia haya sufrido un ictus, las posibilidades de sufrirlo son superiores.
- Raza: las personas de raza negra tienen mayor riesgo de sufrir un ictus y mayor índice de mortalidad.
- Ictus previo: haber sufrido un ACV anteriormente incrementa las posibilidades de sufrir otro nuevamente.
- Hipertensión arterial: tener una presión sanguínea elevada es uno de los principales factores de riesgo a la hora de sufrir un ictus. Por ello mantener tu tensión arterial a raya es un aspecto clave para prevenir ictus.
- Tabaco: fumar es otro factor de riesgo cardiovascular, el tabaco daña el sistema cardiovascular, por los fumadores tienen muchas más posibilidades de sufrir un ictus.
- Padecer diabetes: los diabéticos tienen también un mayor riesgo, esto sumado a un elevado peso, bajos niveles de masa muscular y un índice elevado de grasa, aumenta el riesgo de padecer un accidente cerebrovascular todavía más.
- Enfermedades cardíacas: presentar alteraciones en el corazón aumenta también las posibilidades.
- Alcohol y drogas: el excesivo consumo de alcohol y ciertos tipos de drogas también está relacionado con el incremento en el riesgo de padecer un ictus.
¿Cuáles son los síntomas de un ictus?
En general, los ictus se inician de forma súbita y tiene un desarrollo rápido, causando una lesión en el cerebro en minutos. Sin embargo los ictus también pueden ir empeorando a lo largo de horas, incluso durante uno o dos días, a medida que la parte del cerebro que está afectada va recibiendo cada vez menos oxígeno.
En función del área del cerebro que se vea afectada pueden variar los síntomas, pero los síntomas más comunes son:
- Pérdida de fuerza y sensibilidad de una mitad del cuerpo, más evidente normalmente en el brazo y la pierna. Es lo que conocemos como hemiparesia o hemiplejía. La persona siente que no tiene fuerza, que se le duerme una pierna, un brazo o la cara.
- Confusión y pérdida de la capacidad de hablar: es muy común que la persona pierda la capacidad de hablar o lo haga de forma desordenada o ininteligible. Se genera una situación en que la persona quiere expresar lo que le pasa y no puede.
- Pérdida de tono muscular en la mitad de la cara: debemos fijarnos en la comisura de los labios, que se presentará más baja en un lado de la cara.
- Dificultad para caminar, pérdida del equilibrio y falta de coordinación. Son otros síntomas que suelen aparecer acompañando a los anteriores.
- Dolor de cabeza repentino sin causa concreta.
Secuelas de un ictus. ¿Qué consecuencias tiene un ictus?:
Según las zonas del cerebro que se hayan visto afectadas vamos a tener secuelas relacionadas con el movimiento como:
- Incapacidad para caminar, aguantarse solo sentados sin respaldo, o permanecer de pie sin apoyo.
- Incapacidad para mover el brazo y la mano para las tareas diarias como: vestirnos, cepillarnos los dientes, afeitarnos, cortar, comer, escribir, aplaudir, conducir, etc.
- Incapacidad para comprender lenguaje y para emitirlo. Problemas de habla y otros tipo de lenguaje como el simbólico, la lectura o las señales.
- Dificultades cognitivas relacionadas con la atención, memoria, planificación, iniciativa, y otros.
- Dificultades en la alimentación por problemas deglutorios relacionados con la movilidad de la boca, lengua y músculos orofaciales.
- Incontinencia de esfínteres y dificultades para gestionar la expulsión de excreciones
- Otras manifestaciones
HE SUFRIDO UN ICTUS, ¿QUÉ VA A PASAR EN EL HOSPITAL?
Durante las primeras horas después de sufrir un ictus en el Hospital intentarán 2 cosas: la 1ª y más importante es salvar la vida del paciente y la 2ª es evitar en la medida de lo posible la muerte de neuronas que se produce.
Si el ictus ha sido hemorrágico, como la sangre ha salido del sistema arterial, el objetivo será eliminar esa sangre o hematoma del interior del cerebro lo antes y mejor posible. A veces esto no es tarea sencilla y se realizan craneotomías, es decir se retira un trozo de cráneo para desde ahí acceder al hematoma y permitir drenarlo al exterior, darle una zona de salida. Esta cirugía salva vidas y mejora el pronóstico, aunque a veces también toca zonas del cerebro que que pueden dejar alguna pequeña secuela. Además administrarán una serie de fármacos para tratar de disminuir el sangrado.
Si el ictus ha sido isquémico, el objetivo será desobstruir ese taponamiento de la arteria, y suele hacerse con fármacos que rompen trombos, procedimiento que se denomina trombolisis. También se realiza tratamiento de trombolisis mecánica mediante catéteres, es decir, acceder por el interior de las arterias hasta el trombo para intentar romperlo y eliminarlo del torrente vascular.
Estos procedimientos, y además dependiendo de la gravedad del ictus, pueden requerir que nuestro familiar tenga que ser ingresado en UCI. Ocurra esto o no, en la mayoría de los casos, excluyendo a los ictus más leves, el paciente estará unos días o semanas encamado sin poder moverse. En estas situaciones, las probabilidades de complicaciones varían en función de la edad, de las patologías previas de la persona y otros factores, siendo las más comunes las Infecciones del Tracto Urinario, neumonías por colonización de alguna bacteria, úlceras por presión asociadas al elevado número de horas tumbados y otras complicaciones de salud propias de las enfermedades cardiovasculares y de la estancia en un Hospital.
Estos días de encamamiento en las semanas iniciales son vitales para el pronóstico de recuperación. Hay mucha evidencia científica de que la movilización en esta etapa es crucial para recuperarse mejor y más rápido y minimizar las secuelas dentro de lo posible. (si puede ser activa por parte del paciente mejor, aunque requiera ayuda de una tercera persona).
Aquí es uno de los momentos en los que el papel de la familia ya empieza a jugar un rol importantísimo. Porque toda la actividad que pueda realizar el paciente en estas primeras semanas, aunque sea sentado en la cama del hospital o semi incorporado si no se aguanta sentado irá en pro de su recuperación.
¿Existe recuperación tras un ictus?
El cerebro, después de sufrir un ictus, intentará autorepararse. La capacidad de auto reparación dependerá de muchos factores: edad, gravedad del ictus, localización del ictus (es decir, qué zona del cerebro ha sufrido más pérdida de neuronas), patologías previas que tenía la persona, etc.
¿Cómo se recupera el cerebro tras un ictus?
La recuperación de las funciones y actividades perdidas puede suplirse y recuperarse (parcial o totalmente) si otras regiones del cerebro cambian las conexiones entre neuronas para tratar de suplir las funciones de las que se encargaban las neuronas que murieron con el ictus. Estos cambios en la conectividad cerebral entre grupos de neuronas es lo que llamamos neuroplasticidad cerebral.
La mejor forma de estimular la plasticidad cerebral tras un ictus es involucrando al paciente en actividades, en situaciones en las que tenga que moverse dentro de las capacidades residuales que tenga en cada momento.
¿Cuándo se produce la mayor recuperación tras un ictus?
En los primeros 6 meses la recuperación del cerebro tras un ictus es muy evidente. En esta fase es donde la mayoría de los pacientes adquieren las funciones que habían perdido en mayor o menor grado. Cuanto más leve haya sido el ictus más recuperación.
Un porcentaje pequeño, inferior al 5% quedan sin ningún tipo de secuelas. Aunque esto nos da un 95% de pacientes que van a presentar alguna secuela. En estos primeros 6 meses es cuando mayores son los cambios y más evidente es la recuperación, la máxima capacidad neuroplástica se alcanza a los 3 meses tras el ictus. Esto significa que las primeras semanas son cruciales.
¿Existe recuperación después de los primeros 6 meses tras sufrir un ictus?
Sí que existe recuperación después de los primeros 6 meses tras sufrir un ictus, aunque los mecanismos que la sustentan y la estrategia terapéutica cambian.
Una persona con secuelas de un ictus más allá de un año de evolución debe mantener una actividad física y cognitiva mínima para mantenerse en buenas condiciones de salud y prevenir futuros ictus.
Los últimos estudios evidencian además que estos pacientes, si son sometidos a intervenciones con dosis elevadas de estimulación, siguen recuperando funciones incluso varios años después del ictus. Parece que la dosificación es muy importante aquí, por eso vemos pacientes que tras años después de haber sufrido un ictus y que mantienen una actividad física buena, participan más en la comunidad, caminan más distancia a mayor velocidad y retoman parcelas de su vida anterior mejor que aquellos que adquieren unos hábitos de vida más sedentarios. La clave es el movimiento.
Ejercicios para el ictus en el hospital
Tras sufrir un ictus , es habitual que los primeros días y semanas en el Hospital nuestro familiar reciba algo de rehabilitación, que dependerá del Hospital puede oscilar entre 30 minutos y una hora. Este tipo de estimulación inicial es importantísima. Es por ello que los familiares y acompañantes del paciente podemos convertirnos en facilitadores del comienzo de la recuperación.
Los cuidadores, familiares, acompañantes y amigos del paciente que están en el hospital con él o ella, pueden motivar al paciente y ayudarlo para mantenerse lo más activo posible. Lo más activo posible dentro de sus capacidades, y con prudencia, llevándolo cada día a situaciones más difíciles que tenga que poder resolver.
Por ejemplo, imaginemos que nuestro familiar no se aguanta sentado correctamente y se cae hacia un lado. Esto es muy típico de la fase aguda hospitalaria. Pues podemos ayudarlo a sentarse y rodeándolo con nuestro brazo mantenerlo sentado al borde de la cama con los pies apoyados en el suelo y empezar a elevar el brazo menos afecto, o los dos si su condición se lo permite.
Cada vez que el paciente se activa con pequeños ejercicios que hace por sí mismo, por muy sencillos que nos parezcan, se está favoreciendo esta auto reparación cerebral. Y en muchas situaciones, el acompañante podrá movilizar las diferentes regiones corporales para estimular músculos, tendones y articulaciones, masajear esas mismas partes para estimular la sensibilidad que también se habrá visto afectada.
También es importante estimular la comunicación y el lenguaje, tanto hablado como escrito como el lenguaje corporal. Recuerda que en esta fase es crucial que la estimulación sea lo más intensa posible, sin fatigar al paciente lógicamente y sin poner en perjuicio su integridad si tiene algún tipo de contraindicación médica para determinadas actividades y estímulos.
¿EN QUÉ CONSISTE LA RECUPERACIÓN TRAS UN ICTUS?
Vamos a hablar de la rehabilitación, o como decimos a veces la Neurorehabilitación. La rehabilitación se centra en el trabajo de todas las capacidades afectadas como consecuencia del ictus y que dificultan a la persona caminar, comer, conducir, hablar…
En Cefine ayudamos a muchas familias con prestación asistencial de neurorehabilitación en diferentes fases del ictus, y por eso sabemos que esta deberá ser llevada a cabo por Fisioterapeutas, Terapeutas Ocupacionales, Logopedas, Neuropsicólogas, Podólogos y otros profesionales de la Salud imprescindibles que llevan al paciente desde un punto de vista médico como Neurólogos o Médicos Rehabilitadores.
La rehabilitación del ictus debe debe ser intensiva y motivadora.
La intensidad, siempre adaptada a cada usuario debe ser alta en tiempo y en dosis de estimulación. Así lo aconsejan las publicaciones científicas más actuales. Antes hablamos de la Neuroplasticidad, y decíamos que es la capacidad que tienen partes del cerebro de establecer conexiones nuevas y permanentes con otras partes del cerebro para adaptarse a las necesidades del ambiente.
Estas necesidades pueden ser el aprendizaje de una tarea como conducir un coche o recuperarse después de una lesión cerebral como un ictus. Sabemos con bastante precisión que la repetición masiva de actividades y tareas representativas para el paciente (esto quiere decir que le gusten y motiven), en entornos y ambientes enriquecidos que favorezcan sus capacidades, son la base de los procedimientos más efectivos en la rehabilitación.
Por eso es importante incluir tecnología de último nivel que garantice la repetición de estas actividades. Podemos poner como ejemplo un dispositivo que nos ayude a reproducir la marcha humana con la máxima exactitud y que permita que el paciente pueda hacer sesiones largas de caminar que sin ese dispositivo no podría hacerlo. Esto favorecerá mucho la recuperación de la marcha antes y mejor. Como resumen, afirmamos que la rehabilitación neurológica debe basarse en estímulos motivadores para el paciente y repetidos de forma masiva.